El artista chileno radicado en Nueva York cuenta que hoy está realizando obras 3D de manera digital con altos niveles de realismo. Además, está desarrollando una plataforma para que los artistas puedan crear sus obras mediante realidad aumentada, con el objetivo de hacer más eficiente el mercado de las artes, democratizando las obras y rompiendo las barreras que hoy existen.
Por Equipo Ch.ACO

¿Has realizado nuevos proyectos durante las cuarentenas?
Hay varios temas ahí. El primero es que mi trabajo personal lo he desarrollado desde el punto de vista digital, en el cual la fabricación de la obra final es un acto secundario. En estos momentos estamos llegando a unos niveles de renders en 3D, digitales, que son casi perfectos, estamos a un 97% de realismo. Lo interesante es que hace que el trabajo de creación para cierto tipo de artistas donde el trabajo es más bien conceptual, y no tanto en las marcas del trazo, del pincel, permite que el computador y ciertos softwares den paso a generar imágenes casi perfectas que se pueden distribuir digitalmente y que da la posibilidad de que otros puedan ver el trabajo y conectar. Eso ya me es muy satisfactorio como artista y me voy moviendo cada vez más hacia allá, a pesar de tener una historia de fabricar obras de muy alto nivel de perfección física en su fabricación. Es moverme hacia lo digital y liberarme un poco de la fabricación como un elemento que te impide producir todas las ideas que quisieras y con esto puedo enfocarme en un medio digital que permite llegar a mucha más gente.
"Estoy usando realidad aumentada para poder ver una obra en 3D en un lugar físico, de tamaño real, como si la obra estuviese ahí"

¿Cómo funciona esto?
Yo trabajo en base a bocetos y después modelamos en computador con el mismo nivel de obsesión con el que uno trabajaría si estuviese haciéndolo en arcilla. Así trabajamos hasta un 6,1mm. de precisión. De esta forma podemos trabajar en 3D y ver un objeto, una escultura por todos sus lados y caretas. Después podemos imprimirlos en 3D.
Ahora también estoy usando realidad aumentada para poder ver una obra en 3D en un lugar físico, de tamaño real, como si la obra estuviese ahí. Lo interesante de esto está relacionado con la libertad y eficiencia como artista, de poder trabajar a la escala que quieras, dentro de los medios que quieras, en tamaños y complejidades que serían imposibles o muy difíciles si no, y poder utilizar los medios de comunicación como la galería, y así la galería de arte ya no es tan necesaria. Las ferias de arte hoy incluso tienen la experiencia de lo digital, lo online.
"Armé una empresa para desarrollar la plataforma digital de realidad aumentada en la cual el resto de los artistas puedan crear"
¿Crees que esta digitalización llegó para quedarse?
Cien porciento. En mi trabajo estoy en eso y en paralelo estoy armando una empresa para desarrollar la plataforma digital de realidad aumentada en la cual el resto de los artistas puedan crear. Esos son mis dos temas principales, mi trabajo y entender que si uno es capaz de generar la futura plataforma en que los demás artistas puedan crear, estaría creando la obra más compleja y ambiciosa a la cual yo podría tratar de acceder. Qué más importante que generar la tela digital sobre la cual mis pares y los futuros artistas puedan usar como medio para expresarse y comunicar de manera más democrática sin los sistemas imperfectos del mercado del arte hoy día, que está buscando las posibilidades de expresión creativa.
"La fabricación es un gran problema y la exhibición también porque el sistema completo del mercado de las artes es ineficiente y problemático para la creación artística"
¿Tienes planes para cuando terminen las cuarentenas o vas a seguir trabajando de modo digital?
Llevo dos años pasando mi taller físico a uno digital. Eso implica que nosotros ocupemos cámaras 360 para escanear mi taller completo. Tenemos el taller escaneado en tres dimensiones, por lo que podría cerrar mi taller físico y seguir presentando obras como si estuvieran dentro de este. De esta manera, el costo de fabricación de obras baja significativamente, donde en mi caso son muy caras de producir por los niveles de terminación, los procesos y a que me encuentro en Nueva York, donde el costo de mano de obra es altísimo. Por ende, la fabricación es un gran problema y la exhibición también porque el sistema completo del mercado de las artes es ineficiente y problemático para la creación artística.
Estamos acostumbrados a que una galería represente a alrededor de 15 a 30 artistas, los que tienden a tener una exposición de un mes, y si se trata de 30 artistas, eso implica que la galería solo pueda ofrecer una exposición cada dos años o un poco más. Esto hace que el artista esté obligado a trabajar por dos años y presentar una obra que a ratos puede estar completamente desactualizada por la velocidad a la que se mueven las noticias hoy día, presentando obras que a lo mejor están desconectadas. Otro tema es que el artista tiene que poder financiarse y debe ser profesional para poder dedicarse las 12 horas del día a hacer obras. Si depende de una exposición cada dos años el nivel de riesgo involucrado es muy alto, y esto hace que la galería tienda a tener un rol mucho más fuerte, no solo como curador sino como quien restringe qué tipo de obras pueden presentarse. Porque a la vez las galerías tienen un costo altísimo.
Este sistema está limitado, por lo que, si yo tengo 70.000 seguidores en Instagram y pongo un post, puedo tener 15.000 visualizaciones. Si en vez, expongo en una galería, el cuerpo de trabajo solo puede ser visto por aquellas personas que estaban físicamente en esa locación y que tenían el tiempo para ir allá. Si bien el sistema tiene muchas ventajas, ver una obra física en un espacio y compartir con un artista es muy interesante e importante, necesita de todas maneras una disrupción digital y dentro de eso, el mejor medio para hacerlo es el de la realidad aumentada.
"Generar herramientas para ayudar a otros es tan satisfactorio como generar mi propia obra... Una vez que uno lo ve, es muy difícil darle la espalda y decidir hacerse el huevón"
¿Esto va a hacer el arte más accesible para un público general?
Exacto. Antes había un monopolio de la música, y en un momento eso se rompe y permite que haya equipos para que cualquier persona pueda grabar un disco en su casa, desde su computador y poder distribuirlo a todo el mundo. Lo mismo con las películas y así con cada una de las áreas. En las artes el modelo de la galería sigue igual. Si hay cualquier elemento externo, de la sociedad, que está impidiendo que mi trabajo llegue a los niveles de calidad y creatividad necesarios, mi obligación es tratar de modificar ese sistema. A su vez, como persona que viene de un país pequeño en Latinoamérica, me siento responsable desde chico de generar algún impacto social que pueda ayudar a otros. Esto no es solo mío.
Generar herramientas para ayudar a otros es tan satisfactorio como generar mi propia obra. Ambas están amarradas y es como una obligación. Una vez que uno lo ve, es muy difícil darle la espalda y decidir hacerse el huevón.
Eso no quita que siga haciendo obras físicas, que me encante trabajar con las manos. Sin embargo, más que nunca, trabajo en este proceso con el que vengo hace años. En 2018 tuve una exposición en Corpartes que trataba sobre la tecnología como tema, implicaba la revolución social que se venía, presentaba esculturas que habían sido esculpidas digitalmente a través del computador, impresas en 3D, presentando realidad aumentada. Eso fue hace dos años y creo que hoy es muy difícil mirar hacia adelante y no entender la importancia de trabajar digitalmente como una parte vital de la práctica del artista.

¿Qué tan relevante es la tecnología en tu trabajo?
La tecnología es solo una herramienta que me permite expresarme y distribuir el trabajo de una manera disruptiva y democrática que traiga acceso a una mayor cantidad de gente para crear y descubrir obras. Sin embargo, es a su vez el gran cambio que está gatillando una serie de movimientos sociales, económicos y políticos. Que en Chile y en NY exista una revolución social es debido a todas las inequidades y opresiones y falta de oportunidades de un sistema en el cual estas están monopolizadas por una clase élite que está a cargo del poder.
Hoy la tecnología tiene un lado positivo y otro negativo. Multiplica todo lo bueno y lo malo de nosotros. Es tanto un tema como un gran gatillante y medio nivelador. Creo que es sumamente importante que la comunidad de artistas en Chile pueda subirse lo antes posible al uso de herramientas tecnológicas, que puedan explorar la realidad aumentada para que puedan desde Chile, nuestro rincón en el fondo de Sudamérica, participar de una forma más activa de la comunidad de las artes a nivel internacional.